Debe ser que me estoy haciendo mayor, pero la verdad es que ya estoy un poco harto de perder el tiempo intentando solucionar problemas de los ordenadores que tengo por casa. Desde que el equipo que tenía conectado a internet dejó de funcionar, he tenido innumerables problemas que han conseguido que, meses después, todavía siga sin poder utilizarlo.
Ayer empecé una batería intensiva de pruebas que finalmente desembocaron en el descubrimiento de un módulo de memoria con defectos, lo que explica los cuelgues aleatorios durante los repetidos intentos de instalación de diversos sistemas operativos: ni Ubuntu Server, ni Windows XP ni Windows 2003 Server o Slitaz... Caso a parte merece el caso de CrunchBang Linux: la imagen del CD de instalación ocupa 771MB, mientras que la capacidad de un CD está en 700MB; así que, después de descargar la imagen, descubrí que no cabe en un CD y que no puedo grabarla. Sinceramente, me he sentido estafado.
Una vez solucionado el problema de la memoria en el Pentium IV he pensado que el proceso de instalación funcionaría sin problemas; nada más lejos de la realidad. Así que para hacer contenta a mi pareja, he decidido desmantelar el equipo. Cuando he empezado a hacer pruebas con un viejo Pentium III, he vuelto a tener problemas con la instalación tanto de Ubuntu Server como de Slitaz, lo que me ha llevado a realizar una comprobación del disco que ha tardado horas.
En paralelo, en otro ordenador, he decidido formatear un disco externo de 320GB para convertirlo de NTFS a FAT32 (y así poder usarlo con el Mac). Sin embargo, después de más de cinco horas, Windows me ha informado que "el disco es demasiado grande para FAT32". Eso sí, al pincharlo en el Mac, me ha saltado un pop up preguntando si quería inicializar el disco, a lo que tras responder afirmativamente, ha procedido a formatearlo en menos de 10 segundos. Mientras escribo este artículo, ya estoy volviendo a copiar los ficheros de vuelta al disco externo...
En el Pentium III he conseguido instalar Slitaz 4. Sin embargo, después de la instalación, grub se detenía con un "error 17", en el mejor de los casos, o con un cursor parpadeando en una pantalla negra de lo más dramática.
He editado la configuración de grub para descubrir que, por algún motivo que no acabo de comprender, el proceso de instalación ha indicado incorrectamente el número de disco en el que ese mismo proceso ha instalado el sistema. Después de indicar el disco correcto y poder arrancar desde la línea de comando, he reiniciado, he modificado el fichero menu.lst y he solucionado, por lo que parece, la defectuosa instalación de Slitaz.
En estos momentos, después de haber pinchado una tarjeta de red wifi por USB y configurar mi red casera, estoy actualizando el sistema.
El Pentium IV, una vez desmantelado, se ha salvado in extremis de acabar en el punto de reciclaje porque he descubierto que una de las fajas de datos, la del disco precisamente, presentaba un pequeño orificio. Eso significa que una de las pistas de datos está cortada. Después de enviar la faja de datos a la basura, espero acabar con la instalación de Slitaz para darle una segunda oportunidad a la placa base; espero que con una faja de datos nueva todo funcione como debe y pueda alargar un poco más la vida del equipo.
En cualquier caso, entiendo que el problema de base es que los equipos que tengo por casa ya tienen demasiados años y sus componentes tienden a fallar. Todos ellos, sin embargo, son perfectamente válidos para tareas poco exigentes como un servidor de ficheros o un equipo de descargas de internet.
Por ello, me parece un despilfarro el tirar estos equipos, pese a que muchos pueden considerarlos obsoletos. Sin ir más lejos, mi madre utiliza mi viejo Compaq Evo N400, con 256MB (megas, sí megas) de RAM para reproducir contenidos en su televisor...
Además de los problemas de hardware, en mi caso se suman errores de software como el de la instalación de Slitaz; por supuesto, no es la distro más popular ni la más potente del mundo, pero creo que es imperdonable lanzar un producto que tiene fallos tan gordos como ése. Lo de CrunchBang, por otro lado, me parece de traca: crear una imagen de instalación que no cabe en un CD me parece una broma de mal gusto; quizás en un ordenador más moderno, capaz de arrancar desde USB, no suponga un problema tan grave, pero para realizar la instalación en un ordenador con una BIOS antigua, es simplemente un no go.
Después de sacar veneno y empezar a ver la luz al final de este "túnel" de reparaciones y errores incompresibles en el que se ha convertido mi fin de semana, voy a ver si apaño los trastos que tengo por casa, hago un poco de limpieza de tarjetas de vídeo viejas y lectores de CD que no funcionan y consigo hacer habitable de nuevo el despacho-taller.
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